JORGE AUGUSTO QUIERE SER INCOMPARABLE - Piedra OnLine

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miƩrcoles, 28 de enero de 2015

JORGE AUGUSTO QUIERE SER INCOMPARABLE

Jorge Augusto “se hace” el ofendido. Dice que compararlo con su tĆ­o “excede los lĆ­mites del respeto mĆ­nimo al ser humano”. Y que algunos (quizĆ” mĆ­ persona) creen que “en polĆ­tica vale cualquier cosa”.
Utiliza el micrĆ³fono institucional para ubicarse en el lugar del “pollo mojado” que recibe crĆ­ticas crueles e infundadas. Imitando a Cristina, se hace la vĆ­ctima.
Aunque parezca obvio, quizĆ” deba decĆ­rsele que la polĆ­tica es bĆ”sicamente un juego de comparaciones. En ese sentido, es igual al fĆŗtbol o a la literatura. Lo que nos gusta y preferimos se construye en relaciĆ³n a otros. Maradona es mejor o peor jugador que PelĆ©, Borges es mejor o peor escritor que Marechal y Jorge Augusto serĆ” mejor o peor gobernante que Don Felipe, o que Sobisch.
Mediante este modo tan simple y primario, las comparaciones, los humanos construimos nuestras preferencias y nuestras identificaciones.
Ahora bien, ¿QuĆ© sucede cuando una personalidad expuesta a las comparaciones de la opiniĆ³n pĆŗblica, NO TOLERA las comparaciones, especialmente las desfavorables a su figura?. Por estos dĆ­as lo vemos en la figura de Cristina Kirchner y en algunos de sus adulones.
Muere el fiscal Nisman de la forma en que todos lo imaginamos y el gobierno, responsable de su muerte, dice que se trata de un complot universal en su contra.
En paralelo, yo digo que el tĆ­o de Jorge Augusto reprobarĆ­a severamente la entrega de nuestra soberanĆ­a hidrocarburĆ­fera (recordemos el heroico NO AL CAƑO) , o que no tuvo empacho alguno en firmar las clĆ”usulas secretas que le impuso CHEVRON, o que los hospitales ya no son ni sombra de lo que fueron, o que Cutral CĆ³ sigue, tras dĆ©cadas, sin agua, o que la industria turĆ­stica provincial no recibe las respuestas, los estĆ­mulos, ni las inversiones que precisa en direcciĆ³n de desarrollarse a pleno, o que la inseguridad y el delito recorren nuestra geografĆ­a como nunca antes y que las peores bandas estĆ”n siempre ligadas polĆ­ticamente al poder provincial, o que la droga que mata o pulveriza a nuestros hijos ingresĆ³ a NeuquĆ©n y permanece aquĆ­ sin que nadie le pida documentos….y Jorge Augusto responde que se siente atacado personalmente.
Jorge Augusto vive en un mundo donde los patos le tiran a las escopetas. Ve todo al revƩs. No tolera escuchar que el NeuquƩn que Ʃl administra no se parece en casi nada al NeuquƩn de su tƭo, y ni siquiera al NeuquƩn de otros gobernantes de su propio partido que nunca se olvidaron de amar a su pueblo.
Jorge Augusto quiere que el pueblo lo ame, pero eso no ocurre porque Ć©l nunca amĆ³ a su pueblo. Este pueblo no olvidarĆ” jamĆ”s que fue su gobierno el que nos entregĆ³ atados de pies y manos al poder de Buenos Aires.
Lo que le ocurre, suele pasar con algunos herederos que terminan despilfarrando las fortunas o los prestigios construidos por sus antecesores, simplemente porque nunca entendieron lo que costĆ³ construirlos.
Insisto entonces con que quien ha faltado el respeto a alguien es Jorge Augusto. Le ha faltado el respeto al pueblo de NeuquĆ©n al entregar sus riquezas a pedido del gobierno central. Le ha faltado el respeto al firmar “clĆ”usulas secretas” en beneficio de empresas extranjeras, le ha faltado el respeto al destruir el historial federalista y de defensa de los intereses neuquinos que fueron bandera de su partido hasta su llegada al poder. Le falta el respeto a los empleados pĆŗblicos provinciales al amenazarlos con es despido si no lo votan en las elecciones.
Hoy lo digo yo, pero antes que yo han dicho lo mismo porciones muy significativas de su partido que lo enfrentaron con distintas suertes en los Ćŗltimos tiempos.
No Jorge. No sos incomparable. Nadie que participe del espacio pĆŗblico podrĆ­a lograr semejante cosa. Y si en la inevitable comparaciĆ³n con tus ancestros no te va bien, yo te sugiero pensar que vos tendrĆ”s algo que ver.
Ahora, obligado a irte del gobierno, has diagramado una sucesiĆ³n a la que pretendes presentar como renovaciĆ³n generacional. Nadie te cree Jorge. Ni a vos, ni a ellos. El primer acto de los “renovadores” fue jurar lealtad a vos y a tu conducciĆ³n.
El futuro, Jorge, no le rinde pleitesĆ­a y reverencia al pasado. Si es genuino, sĆ³lo le rinde pleitesĆ­a al futuro. Porque cuando el futuro debe obedecer al pasado no es futuro. Es sĆ³lo la prolongaciĆ³n del ayer con otra cara y otro apellido.