Vaca Muerta y el exitismo del discurso oficial - Piedra OnLine

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domingo, 20 de julio de 2014

Vaca Muerta y el exitismo del discurso oficial

Por Horacio Quiroga
Intendente de la ciudad de NeuquƩn.
A los ojos de buena parte de la sociedad, Vaca Muerta parece ser una demostraciĆ³n mĆ”s de que Dios es Argentino. Y como ahora tenemos de interlocutor a Francisco, ¡quĆ© duda cabe!
El discurso oficial transmite en cadena que Vaca Muerta le permitirĆ” al paĆ­s recuperar el autoabastecimiento energĆ©tico perdido -vaya paradoja- en estos diez aƱos de gobierno “nacional y popular”. Se asegura que con Vaca Muerta se crearĆ”n miles y miles de puestos de trabajo que permitirĆ”n revertir el ocaso de una “dĆ©cada ganada”, donde la demagogia y el populismo hicieron estragos. Se habla de Vaca Muerta como la soluciĆ³n a todos los males que nos aquejan, con lo cual ya devendrĆ­a en una “vaca milagrosa”.
Pero la realidad se encarga de demostrarnos una vez mƔs las distorsiones del relato.
Los neuquinos -e incluyo a los miles que durante las Ćŗltimas dĆ©cadas llegaron seducidos por las oportunidades que en teorĆ­a ofrecĆ­a la provincia- ya tenemos experiencia, porque histĆ³ricamente hemos sufrido varios desencantos, alimentados de manera irresponsable desde el propio discurso oficial, tanto nacional como provincial.
En distintos momentos de su corta historia, la provincia de NeuquĆ©n ha sido vista en el paĆ­s como la panacea, como “la isla de la FantasĆ­a” -como decĆ­a un ex vicegobernador-, como el paraĆ­so soƱado que abrĆ­a sus brazos generosos a quien quisiera venir a vivir en ella. PasĆ³ a fines de la dĆ©cada del ’60 y principios de los ’70 con la construcciĆ³n de la represa El ChocĆ³n-Cerros Colorados, en la dĆ©cada del ’80 con el auge de la explotaciĆ³n petrolera que tenĆ­a su punto neurĆ”lgico en Cutral Co-Plaza Huincul, y pasĆ³ a fines de los ’90 y en la primera dĆ©cada del nuevo siglo con RincĆ³n de los Sauces.

La postal fue repetida: miles de personas -mayormente con sus familias- llegando a la provincia detrĆ”s de su legĆ­tima pretensiĆ³n de encontrar un mejor futuro sin saber la suerte que correrĆ­an. Muchos lo lograron. Pero tambiĆ©n es cierto que otros tantos se quedaron en el camino, y terminaron chocando de frente con la pared de la frustraciĆ³n. AsĆ­, optaron por asentarse en cualquier lugar, dando por tierra con cualquier intento de crecimiento planificado que se pudiera trazar desde el Estado. La ciudad de NeuquĆ©n es el claro ejemplo.
No es malo que el surgimiento de una nueva posibilidad de crecimiento con desarrollo econĆ³mico genere entusiasmo en los ciudadanos. Pero quien ocupa un cargo de gobierno debe manejarse con responsabilidad y cautela sin generar falsas expectativas.
Siempre apelo a una imagen para describir lo que ocurre actualmente con Vaca Muerta: pareciera que todo el mundo estĆ” mirando al cielo, con un cuchillo y un tenedor en la mano, esperando que caigan los dĆ³lares producidos por el milagro del shale. Basta mencionar lo que sucede, por ejemplo, con los alquileres de modestos inmuebles en AƱelo (casas y terrenos) o en la misma ciudad capital. En la provincia se estĆ” “gastando a cuenta”, y ese es un grave error. Pareciera ser que todos quieren cobrar por anticipado.
La explotaciĆ³n de la formaciĆ³n Vaca Muerta es apenas incipiente, y se necesitan miles de millones de dĆ³lares para desarrollarla. Y esos capitales se muestran reticentes a desembarcar, bĆ”sicamente por la errĆ³nea polĆ­tica energĆ©tica del gobierno nacional que, en su desesperaciĆ³n por asegurarse los recursos que le permitan sobrevivir hasta diciembre de 2015, ahora quiere avanzar sobre los derechos de las provincias productoras impulsando una nueva Ley de Hidrocarburos que arrasa con lo poco de federal que le queda al paĆ­s. Pero esa es otra discusiĆ³n.
Lo concreto es que NeuquĆ©n, por obra y gracia de una generosa formaciĆ³n geolĆ³gica, vuelve a ser la quimera del oro. Y otra vez el aluviĆ³n de esperanzados argentinos y extranjeros llega abrigando el sueƱo de encontrar mejor suerte en estas tierras. El fenĆ³meno se potencia ademĆ”s por la falta de mano de obra capacitada en la zona que pueda dar respuesta a la demanda de las empresas.
Frente a este escenario, como gobernante responsable de la ciudad capital -que aglutina al 50% de la poblaciĆ³n de NeuquĆ©n-, me permito dar algunos simples consejos a quienes estĆ”n pensando venir a la provincia atraĆ­dos por el faro milagroso de Vaca Muerta: 1) Si no tiene trabajo seguro, venga solo, sin su familia, para no hacerla sufrir padecimientos; 2) Traiga algunos ahorros para poder alquilar, sabiendo que los costos hoy no son baratos; 3) Tenga pensado tambiĆ©n que esos ahorros tendrĆ”n que servirle para solventarse el tiempo que le demande conseguir el ansiado trabajo; 4) Si logrĆ³ conseguir empleo estable, bienvenido sean usted y su familia a NeuquĆ©n, que es una tierra de oportunidades.
Es en el marco de la expectativa que genera el shale que el discurso oficial debe ser prudente. TodavĆ­a recuerdo que un gobernador, a finales de la dĆ©cada del ’80, aseguraba que NeuquĆ©n era el JapĆ³n argentino. Disneylandia y NeuquĆ©n, para el discurso oficial, eran casi sinĆ³nimos.
Esa prĆ©dica tiene su raĆ­z en el modelo populista que viene gobernando la provincia desde hace mĆ”s de 50 aƱos. El modelo del Estado paternalista y benefactor que regala todo. Porque a diferencia de la RepĆŗblica y la democracia, donde los habitantes son ciudadanos, el populismo tiene clientes. Y esa es la concepciĆ³n que NeuquĆ©n y el paĆ­s deben cambiar de cara al futuro inmediato. El debate es claro: populismo o desarrollo. Porque si Argentina sigue en este rumbo, corremos el riesgo de que el populismo se lleve puesta a Vaca Muerta, y los neuquinos y todo el paĆ­s desperdiciemos la Ćŗnica bala de plata que nos queda.