Potentes razones que desaconsejan impulsar una nueva ley de hidrocarburo - Piedra OnLine

InformaciĆ³n del Mundo

miƩrcoles, 23 de julio de 2014

Potentes razones que desaconsejan impulsar una nueva ley de hidrocarburo

Por Horacio FernƔndez (*)

El Poder Ejecutivo tiene buenas razones para querer modificar la Ley de Hidrocarburos (LH). Sin embargo, existen otras mejores que hacen desaconsejable una modificaciĆ³n urgente.

Los buenos motivos son, en primer lugar, terminar con la incertidumbre regulatoria e impositiva que han generado las provincias en los Ćŗltimos aƱos con la sanciĆ³n de leyes de hidrocarburos propias, creando empresas provinciales y elevando asĆ­ la presiĆ³n tributaria sobre la industria. Estas inseguridades desalientan la inversiĆ³n en un sector en crisis, como el energĆ©tico.

En segundo lugar, hay que adaptar la LH para permitir la explotaciĆ³n de hidrocarburos no convencionales (Vaca Muerta) que ofrecen un promisorio horizonte productivo a la Argentina.



Pero, a su vez, el gobierno nacional, amparado en la Ley de Emergencia del aƱo 2002, que aĆŗn mantiene vigente, ha creado otras dudas mĆ”s graves que las provinciales: retenciones variables a las exportaciones (al estilo de la ResoluciĆ³n 125 para el campo), precios, tarifas y subsidios fijados en forma arbitraria y cambiante, la expropiaciĆ³n de YPF, etc.

Estas distorsiones macroeconĆ³micas, ajenas a la LH, subsisten actualmente y con pocas probabilidades de ser removidas, por lo que modificar la Ley sin corregirlas serĆ­a como querer construir una casa empezando por el techo.

AquĆ­ no terminan los inconvenientes, sino que hay mĆ”s razones para que no sea aconsejable la modificaciĆ³n:

1) El Gobierno no debate con nadie sus proyectos de ley, los impone;

2) Las provincias, propietarias de los recursos, estĆ”n en contra de la modificaciĆ³n y

3) Este signo de gobierno termina en poco mƔs de un aƱo, por lo cual tampoco estarƔ para ver los eventuales frutos de la modificaciones que quiere realizar.

Pero, ademĆ”s, ni la NaciĆ³n, ni YPF ni las provincias tienen fondos suficientes para invertir y poner a producir en escala significativa la formaciĆ³n de Vaca Muerta, de allĆ­ que uno de los puntos clave del debate es quiĆ©n tendrĆ” el poder de contratar con los inversores privados: ¿YPF o las empresas provinciales?

Ni el PEN ni la petrolera de mayorĆ­a estatal han explicado satisfactoriamente por quĆ© las empresas provinciales "perjudican" la inversiĆ³n privada, ni por quĆ© Ć©sta llegarĆ” si se le da un cuasimonopolio a YPF.

En verdad, no se necesita ninguna empresa ni del Estado nacional ni provincial para atraer las inversiones necesarias, tal como lo probĆ³ el buen funcionamiento de la actual LH en los aƱos anteriores a la emergencia, cuando se alcanzaron los rĆ©cords histĆ³ricos de producciĆ³n de gas y petrĆ³leo de la Argentina.

Otro punto del debate entre la NaciĆ³n y las provincias vinculado a lo anterior es sobre cĆ³mo distribuir la renta petrolera actual y futura.

Este tema excede a una LH y exige un debate amplio entre los actores, que deberĆ­a comenzar con la tan atrasada Ley de CoparticipaciĆ³n Federal que estĆ” en mora desde el aƱo 1994 y que ningĆŗn gobierno se atreve a debatir.

ConclusiĆ³n: La Ley de Hidrocarburos es uno de los cinco cuerpos legales mĆ”s importantes que tiene el paĆ­s, es parte del CĆ³digo de MinerĆ­a y de la legislaciĆ³n de fondo que la ConstituciĆ³n le atribuye al Congreso Nacional junto a los cĆ³digos Civil, Penal, de Comercio y Laboral.

AdemƔs, considerando que mƔs de 85% de la energƭa primaria en la Argentina proviene de los hidrocarburos, su importancia se acrecienta.

La LH de 1967, con alguna leve adaptaciĆ³n a la ConstituciĆ³n de 1994 (Ley Corta), ha probado ser una muy buena Ley. El problema energĆ©tico actual lo han creado las malas polĆ­ticas que se han venido aplicando desde 2002, que ignoraron y contrariaron la LH y otras normas del sector.

HabrĆ” que continuar, entonces, arrastrĆ”ndose en la direcciĆ³n correcta hasta que estĆ©n dadas las condiciones macroeconĆ³micas para una modificaciĆ³n de la LH que, mediante un debate adecuado, genere los acuerdos necesarios para implementar una verdadera polĆ­tica de estado en materia energĆ©tica.

(*) HORACIO FERNANDEZ es coordinador del Consejo Empresario del Centro para la Apertura y el Desarrollo de AmƩrica latina (CADAL)