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domingo, 20 de julio de 2014

Mover al Movimento

Por Luis Sapag
Diputado provincial y convencional del MPN
El MPN se apresta a renovar autoridades en el mes de agosto. El recambio se produce en un momento clave del desarrollo provincial, signado por los nuevos recursos de petrĆ³leo y gas, una oportunidad para renovar el exitoso modelo neuquino. Esta esperanza contrasta con los problemas aĆŗn no resueltos de desigualdades sociales y territoriales, de conflictos ambientales y Ć©tnicos, y de un Estado cuyos entes de salud y educaciĆ³n no logran estabilizar sus prestaciones, en el marco del sabotaje que practican los gremios estatales y del avasallamiento del federalismo por el siempre renovado centralismo nacional.
Las autoridades del MPN no hemos estado a la altura de esos desafĆ­os por la disociaciĆ³n entre ConvenciĆ³n y Junta de Gobierno, asĆ­ como la poca voluntad de acciĆ³n polĆ­tica de esta Ćŗltima. Desde los ‘60 hasta fines de los ‘80, el MPN era lo que su nombre dice: un Movimiento. Pero dejĆ³ de serlo en sus estructuras oficiales. Antes, la mayorĆ­a de las demandas sociales se canalizaban por el partido; hoy ello ocurre a travĆ©s de agrupaciones sociales (muchas de ellas afines al Movimiento) y partidos de la oposiciĆ³n. El MPN oficial dejĆ³ de ser un agente movilizador, y solo el ejercicio del gobierno le ha permitido mantener su presencia. Si el Movimiento existe como fuerza polĆ­tica no es por su aparato institucional, sino por la acciĆ³n de sus organizaciones informales de base y por la mayor o menor capacidad del gobierno de insertarse en la sociedad con su programa y sus realizaciones.

Propongo que desde la Junta de Gobierno, el Ć³rgano responsable de la acciĆ³n polĆ­tica, se promueva la articulaciĆ³n y participaciĆ³n de nuestros militantes y adherentes en los sindicatos de trabajadores y de empresarios, en las organizaciones estudiantiles, en los grupos de apoyo barrial, en las organizaciones productivas del interior, en las comunidades mapuches y en las infinitas hebras de relaciones de simpatĆ­a y de colaboraciĆ³n que existen en NeuquĆ©n. En especial, deberĆ­amos fomentar la participaciĆ³n de los jĆ³venes, colaborando y apoyando sus actividades y aprendiendo de ellos en la web, en el “Face” y en Twitter.
Y, muy importante, deberĆ­amos ayudarlos con la siempre prometida pero nunca concretada capacitaciĆ³n polĆ­tica. En este aspecto, predico con el ejemplo, ya que desde hace dos aƱos llevo adelante, junto con varios profesores, mi propia Escuela de FormaciĆ³n PolĆ­tica en Movimiento. Es hora de que, con mayor alcance, el esfuerzo sea oficial.
Propongo que el MPN sea capaz de participar en el debate econĆ³mico, social y cultural. Que sea una usina generadora de ideas y que tenga la aptitud y la actitud para sostenerlas en la arena polĆ­tica y mediĆ”tica.
Propongo que, siendo el partido del gobierno, sea capaz de mantener cierta autonomĆ­a, para poder ayudarlo desde la crĆ­tica constructiva y las propuestas. AdemĆ”s, algunos funcionarios tienden a reducir su actividad a la lĆ³gica del presupuesto; una lĆ³gica jerĆ”rquica, profesional e insensible al conflicto social y a las demandas personales y grupales, las que a veces derivan en dramas sin soluciĆ³n. El partido podrĆ­a conmover esos remisos pliegues si hace valer la lĆ³gica de la polĆ­tica, necesariamente horizontal y participativa.
En pocas palabras, propongo mover al MPN para que vuelva a ser el Movimiento.